PERFIL

DE ÁFRICA… PARA LA SUCURSAL DEL CIELO



‘Me volviste figura pública’  y con esa sonrisa de oreja a oreja,  hablas de tu origen, de la iglesia y por qué no tenerle miedo a la muerte. 


Por Diana Lucía Benítez

Sé que estas esperando estas letras, estas ansioso sobre lo que escribiré, pues como me dices:’ me volviste figura pública’, no te alcanzas a imaginar el impacto que dejas en las personas, pues no es el tiempo si no la calidad donde tú dejas  huella.

Y sentado en la silla del ‘’Rey’’ como le llamas a tu lugar de trabajo, con esa sonrisa que te caracteriza,  mordiendo un palillo entre tus labios gruesos, Venanzio Mwangi Munyiri, presbítero afro-keniano -con el corazón más colombiano que cualquiera-, redactas las cartas que necesitas enviar a los diferentes destinos, con una de tantas propuestas para el desarrollo integral del ser, ‘los afros’ tu talón de Aquiles.

Me contaste que eres oriundo de la tribu kikuyu, un grupo con idiomas, culturas, creencias y religiones propias, que conforman clanes, que integran a los bantúes, y es el grupo étnico más numeroso de Kenia en el África oriental. Luego, tu papá  te llevo a vivir con él en la provincia de Nyeri, embarcándote en una nueva cultura, pues era el responsable de tus estudios, mientras tu madre se quedaba con tus hermanos en la finca, alimentando los animales y cuidando de la casa.

En los veinte minutos que conversamos, me explicaste que hablas 8 lenguas, dictas clases y duermes poco, que nunca imaginaste que tu vida se convirtiera en ejemplo para los demás, siendo el  cuarto de siete hermanos, serias luz en medio de la oscuridad, tus padres que eran pentecostales y que después que contrajeran  matrimonio  se convirtieran al catolicismo.

‘’Amka Kumecucha’’ de maroon comandos, era la canción que tus papás te dejaban escuchar en la mañana para emprender las labores, cosa que te molestaba, pues precisamente te daba pereza levantarte a ayudarles y no podías dormir hasta tarde. Cosa que no pasa cuando oyes el ‘Knembo na yo’ ‘Gloria a Dios’, que te hace bailar de una manera particular.

Una prueba para ti era el cuidar de los conejitos-ahora entiendo por qué te gustan tanto- y es que para demostrar tu hombría te encargabas de la alimentación de estos y si el animalito vivía; era la prueba de que ya estabas preparado para cosas mayores, como lo es el darle de beber suero a las crías de Bonnie, la coneja que te regalo Deisy, la cantaora principal de la pastoral afro.

Desde pequeño manifestaste el deseo por seguir a Dios siendo monaguillo, y hasta quisiste beber de la copa que sostenía el sacerdote.  La calidez humana era lo que te atraía, gustabas de ayudar y dar a conocer de Dios a los más necesitados y eso era lo que te imaginabas, viajar por el mundo dando a conocer de Jesús; todo esto lo recuerdas como si fuera hoy y con tus ojos cafés achinados y muy expresivos muestras la alegría de tus palabras.

De los 14 a los 15 años estuviste estudiando en el Internado del Seminario Menor en Kenia-Africa, ya que como me aclaraste allí son muy comunes, los niños y los jóvenes tienen  esa única posibilidad de estudio, con el propósito de aprender a vivir en comunidad, y esto te hizo ser más consiente, pues allí asumiste responsabilidades como la de lavar tu propia ropa y  cuidar tus cosas personales.

Hasta el 2008, ingresaste a la comunidad de los Consolatos, tu segundo hogar como me lo reconoces, allí entendiste la Teología y la parte gramatical del español que tanto trabajo te costaba entender,  cuando salías de clase, tratabas de poner en práctica lo que tu profe te enseñaba, y te encontrabas con sorpresas en la calle cuando la gente te hablaba.

Sigues siendo tan buen alumno que continuas admirando las labores de misión, y en cada eucaristía, no pierdes la oportunidad de invitar a las personas al servicio desde el corazón, como siempre lo haces en los tiempos fuertes de semana santa y navidad. Estas cosas son las que te motivan y desde niño te hicieron soñar, no te importa estar lejos de tu familia y verlos solamente en vacaciones, si tienes la ocasión para emprenderte en una nueva misión, no das marcha atras.

Como la experiencia que viviste en loma redonda, una vereda del departamento del cauca, donde estabas en playa baja, además de comer los huevos sorpresa que preparaba doña Silvia, la señora que cocinó para nosotros en su pequeño comedor, te tocaba salir a buscar agua potable porque no había para tomar ni siquiera para bañarse. Y a raíz de esto, tus misioneras también se enfermaron  tuviste que enviarlas al centro médico porque estaban intoxicadas; lo recuerdas con cierto nerviosismo porque por primera vez te vi muy asustado, me miras y con tu dedo índice de la mano derecha me señalas que así fue. 

Hace 10 años que llegaste a tierras colombianas, a la ‘’nevera’’ como le llamas a Bogotá, y estuviste con las comunidades de la zona sur, tratando de incorporarte en el ambiente cachaco y en la igualdad de tus vecinos que trabajaban lavando carros, cuidando los jardines, vendiendo bolsas y hasta haciéndole al reciclaje, cosa que te divertía pues siempre sacabas chistes a tus compañeros con la manipulación de las basuras, estabas tan metido en el cuento, que sin pensar te volviste un cachaco más.

Gracias a la experiencia vivida, te generó alegría el trabajar para las comunidades menos favorecidas de nuestro país, los afros; quienes marginados y poco valorados no se sentían parte de la iglesia; Esté africano, bajito, gordito y bastante extrovertido llegó como caído del cielo para ayudar a entender a estas personas que desconocían su riqueza ancestral, que desde esté tesoro ellos también  podían agradar a Dios.

En 1995, Aun siendo diacono, se creó la Pastoral Afrocolombiana de la Arquidiócesis de Cali, un sueño que idealizaste en la capital azucarera cuando llegaste pisando fuerte de la mano de Monseñor Isaías Duarte, abriéndole el espacio a tu gente, a tu negritud, diciéndole al mundo que desde lo afro también se puede ser católico, y desde lo católico también se puede ser afro.

Mientras me hablas de tu vida observo que tienes al frente de tu escritorio unas estatuas africanas, unas bateas y unos bebes que según - son igualitos a ti- lo dices jocosamente, porque te gustan los niños, y por eso los sábados desde las 2:30 pm te pones a jugar con ellos en el grupo del semillero, que dirige la Profesora María Grangela Murillo en el salón de reuniones del centro de la pastoral.

Y como te gusta ayudar a la gente, también, en la biblioteca que tienes al lado izquierdo de tu escritorio, están algunos trabajos artesanales que se han desarrollado dentro de los proyectos sociales que tienes para la pastoral, rescatando la juventud del oriente de Cali de los vicios, de la droga, la delincuencia y a tener mejores aspiraciones, mostrándoles que es posible y que vale la pena soñar; como le corregiste  a Johan el marimbero de la pastoral, un día que te sacó la piedra porque andaba volado de su casa y la mamá estaba preocupaba de su paradero, el jovencito estaba haciendo cosas malas. 

Estas cosas te aterrizan, lo sé, y lo cuestiono:’ ¿también las situaciones como el matrimonio gay, la discriminación, la pederastia, y otras que escandalizan a la iglesia católica?’- la que profesas- te pones callado, alzas un poco la cabeza, en ese momento cierras los ojos y suspiras profundamente, de inmediato los abres y veo que se han puesto colorados, pero no lloras, pues en tu cultura te enseñaron que llorar es sinónimo de debilidad y te contienes; seguimos con la entrevista…

Mi pregunta te dejó estático y antes de responderme, cruzas los brazos, te sientas bien erguido y me dices: ’necesitamos líderes que respondan al amor y la voluntad de Dios y no la nuestra, que sean los representantes del vicariato de Cristo en la tierra, no importan de donde vengan, que respondan al proyecto de Dios’.

Con una firmeza y confianza en tu voz añades: ’¡porque se habla del  matrimonio gay!, es un tema forzado, y desde mi punto de vista personal, no lo comparto pues se ha querido normalizar y esto trae consecuencias culturales, promoviendo algo que el mercado nos ofrece, los poderosos quieren mermar la población mundial, y buscan cualquier mecanismo para la no procreación trayendo la perversión que daña las relaciones entre las especies, llevándonos al instinto sin razón’.

Continúas con tu respuesta, ya un poco más expresivo con tus manos, y tratando de ser lo más concreto posible:’ Mujer, la discriminación es lo que me permite ver la diferencia, lo que se auto identifica, lo que me permite ver a favor o en contra, la he sentido ahora sabiendo lo que es, pues en donde vivía no existe eso, cuando salí del continente africano lo sentí y me ayudó a tomar conciencia de ello, se volvió una  oportunidad de enseñanza e igualdad’.

Me sorprende la naturalidad y la forma de explicarme su punto de vista, no se enoja, y por el contrario, me hace tener la sensación de estar hablando con un padre, a pesar del tema del que estamos hablando, guarda una serenidad que agrada el ambiente, y prosigues con tu respuesta:’ es triste que sucedan estas cosas, son señales fuertes de redefinir la esencia del sacerdocio, son personas refugiadas que se ocultan, pero la norma está muy clara, pues todo aquel que incurra deberá responder a la sociedad y la iglesia no podrá intervenir, otra cuestión es la excesiva confianza a los sacerdotes, uno termina comprometido y es allí donde se pierde la gracia de seguir al señor por el llamado de Dios’. 

Frente a estas respuestas, sigo atenta a tus palabras, y saliendo un poco del tema de la iglesia me cuentas que ahora sientes mucho miedo cuando las cosas no salen como quisieras, cuando te sientes incapaz, inútil, que no puedes utilizar tus manos para hacer algo.  Un temor más grande te pone los pelos de punta, te tocas las manos y sientes que un frio recorre tu cuerpo desde la punta de los pies hasta la punta de tu pelo rizado; es  Dios, pues eres consiente que fuera de él, no tendrías vida.

Dentro de esa intimidad que guardas en el corazón, me compartes que tienes una sobrina que aún no pasa los 18 años y que lamentablemente presenta dificultades de salud,  el hecho de verla apenas iniciar su vida con limitaciones caminando con dificultad, te hace sufrir por dentro, y oras a Dios diariamente por su sanación; lo mismo con tu hermana mayor, que presenta hace un año un cuadro de artritis, y esperas finalizando este periodo  alcanzarlas a ver de nuevo.

Quieres aprovechar este viaje también para celebrarle a tu hermano, el sacramento del matrimonio, ya que fue una persona que marcó tu vida, siempre te enseñaba de cómo enfrentarla, no con cátedra si no con testimonio y una humildad constante; lo que te hace sentir no digno de celebrarle la misa pues te enseño bien, y es que él está entusiasmado de contar con tu presencia.

Me dices que lo único que te falta hacer en la vida es ir a la casa de tu padre, desde que saliste de África no le has visto, pero si has hablado con él por teléfono, lo extrañas, y recordándolo te ves en un futuro con una madurez y una profundización en el servicio a los demás, no para entrar en otras dimensiones si no haciendo lo que está a tu alcance, te defines como un hombre buena gente, procurando serlo diariamente.

Si algo reconoces abiertamente es que no te gustan los frijoles porque te hacen daño con el problema del colon, me dices que jamás en tu vida volverías a comer lechona, y aunque eres buen bebedor de cerveza porque en tu cultura se acompaña  todas las comidas, no toleras las bebidas alcohólicas; como tampoco es de tu agrado ir al médico, hacerte los chequeos y estar en cama todo el día

Ya no haces teatro por falta de tiempo cosa que desempeñas como todo un profesional, según dice German Angulo integrante de la pastoral afro, recordando la actuación de’’ Aguatata’’ en una celebración de amor y amistad en la casa de Sugey, la antigua coordinadora de danzas de la pastoral.

Te preguntó acerca de la muerte y me respondes alegremente que la vejez se le dona al señor, que no tienes miedo de llegar a esta realidad, y que debemos entenderla, asimilarla, tener la conciencia de morir tranquilos sin aferrarnos, sabiendo que nos espera una vida llena de serenidad y amor al lado de Dios.

Me dices: ‘’mujer, ya me pasaron los años de juventud, mientras me llega la hora hago cosas serias, cosas pa’ gente grande’’, refiriéndose- mientras se rasca la cabeza- al poco o casi nada de tiempo que tiene para él mismo, en su cultura el considerarse viejo es un honor, es un sinónimo de respeto y madurez alcanzado en la vida y se toca el mentón, simulando tener una barba.

Este hombre que ha dejado huella en los corazones de todo aquel que pasa por su vida- aunque sea momentáneamente- lo describen como una persona sabia, reflexiva y muy prudente, que ríe a todo momento, que pocas veces o casi nunca le han visto llorar, que tiene un carisma y un don de gente que hace que todos lo quieran, y que busca la forma de ayudarte como si fueras su tesoro, además guiando para que se tomen las mejores decisiones.

Como la experiencia que vivió la compañera de comunicaciones de la Pastoral afro de la Arquidiócesis de Cali que quería suicidarse, y él en medio de la reflexión que le hacía le plantea lo siguiente: ‘’en vez de estar pensando en quitarte la vida, ¿por qué mejor no se la entregas a Dios?¨, cosa que marcó su vida y, que en honor a esa puesta de confianza que le brindaste, hoy, quiere hacerte este pequeño reconocimiento.

Tal vez son pocas las palabras para describir tantas cualidades y bendiciones que este personaje traído del otro lado inspira,  pero es una forma de agradecerte por haberme abierto los ojos y mostrarme que Dios a pesar de las dificultades tiene una misión para todos y cada uno de nosotros.

Ahora, cierro mi cuaderno, le miró a los ojos y le doy un fuerte abrazo, se me salen las lágrimas y me dice: ’’Ánimo mujer’’, -Asante sana- le doy gracias de nuevo por haberme regalado este espacio para contar su historia.



Comentarios

Topo dijo…
Mis saludos fraternos Diana, desde este pedacito de la patria grande y la casa común. Un compañero de ruta en la misma praxis... Sergio de Iquique-Chile

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