EVANGELIZANDO SIN CAER EN LA ‘TENTACIÓN’


Por Diana Lucía Benítez Ávila
diluc1985@gmail.com

En la tarea de promover la verdad en la información y reflexionando en conjunto sobre los acontecimientos, a fin de ser educadores de los hombres de hoy y construir un mundo mejor, buscamos respetar la solidaridad en toda instancia, el valor y la dignidad de cada persona.

Frente a la necesidad de comunicar nuestra fe católica, la iglesia afronta diversas vicisitudes frente al aprovechamiento de los medios de comunicación, una visión de confrontación interna que nos muestra los pros y contras de este trabajo.

DE ODIOS Y AMORES

Llama particularmente la atención la poca relevancia que la Iglesia da a éste tema, la participación mediática de los portavoces oficiales diocesanos, de conferencias episcopales y demás agentes, la desorganización en los servicios de prensa, entre otros, que ponen en dificultad cumplir con el objetivo.

Existen otras faltantes como el profesional carente de formación teológica, o los escritores eclesiásticos sin sensibilidad e inexperiencia para llevar a cabo una buena comunicación; el lenguaje repetitivo y rutinario hace del ejercicio periodístico un riesgo.

Por otra parte, las situaciones de desagravio que nos ponen en ‘ridículo’ como el actuar incoherente de algunos líderes espirituales, son el sensacionalismo que invade las redes sociales, vías de acceso que ocasionan una desinformación global e inciden negativamente en el cotidiano vivir.

Pero, ¿Cómo informar de forma oportuna y veraz  hechos que generan ‘apatía’ o ‘escandalo’?

Si bien, el Papa Francisco afirma que: “la Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona” añade: “Su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre”.

Entonces, ¿Cómo llegar a esos corazones sin caer en la tentación del amarillismo, la pululación de redes y la superficialidad?

EN SÍNTESIS

No todo es malo, estas dificultades no deben apagar el clamor de dar a conocer el llamado de Cristo, y más bien hay que verlas como oportunidades de crecimiento en nuestras comunidades. Abriendo espacios para el diálogo, la comprensión recíproca y la reconciliación, permitiendo que florezcan encuentros prolíferos frente al redescubrimiento humano.

Estableciendo vínculos y espacios de intercambio eficaces que garanticen una buena difusión, que generen un mayor acercamiento frente a las necesidades de las gentes. Desarrollando mejores vías de trabajo en conjunto que construyan y promuevan los procesos de evangelización.




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