''SÍ, SOY UNA ZUMBAMBICA''

POR DIANA LUCÍA BENÍTEZ

Esta palabra resuena en los rincones de los hogares colombianos específicamente desde los años 50’s, donde se define a aquel infante o niño muy travieso que no es capaz de quedarse quieto. En países como Ecuador se le llama a la cuerdita con la que se lanza el trompo ya que la palabra está emparentada, léxicamente hablando, con el verbo zumbar, registrado por el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), cuyo primer significado es “producir ruido o sonido continuado y bronco, como el que se produce a veces dentro de los mismos oídos”; y es que ‘’esta’’ al girar produce ese tipo de sonido.

En otras definiciones a nivel nacional la ‘’zumbambica’’ tiene condiciones diversas y se le conoce como: el animal que zumba y que pica en las regiones del pacifico colombiano; según la cultura paisa es la persona de baja condición y despreciable ante los demás; en otras, dícese de una persona asolapada, que aparenta ser tierna pero que no lo es; y en el lenguaje de los campesinos se le llama así al piojo que les da a las gallinas.
Esta palabra que inquieta al que la escucha se ha utilizado en nuestro pasado y ha trascendido a nuestro presente, al pasar de los años la sociedad la ha adoptado en su léxico y las nuevas generaciones la toman por propia dándole un sentido de jovialidad y sarcasmo.

Por ejemplo, en las grandes ciudades, esta palabra se le da la connotación a las personas ‘’traviesas’’ que no pueden estar quietas en un lugar, las que deben estar activas todo el tiempo, sea trabajando en su computadora o a aquellas que traman pilatunas para hacer reír a los demás.
En los niños de la región del Valle del Cauca es común el uso de este vocablo, ya que lo expresan para decir al otro que es un tonto o torpe, especialmente cuando no pueden llevar a cabo una tarea que les han encomendado.

Por otra parte, el doble sentido juega un papel importante en los grupos de amigos jóvenes y es utilizado para hacerle ver al otro el hecho de tener algún defecto que sobresale, de forma satírica y en muchas ocasiones con algo de frivolidad.
En las personas mayores, esta palabra tiene un sentido diferente, la utilizan principalmente los abuelos a sus nietos cuando estos no les hacen caso y se lo manifiestan como especie de regaño, por ejemplo: ¡Este es mucha zumbambica!.

También, los ancestros lo han enseñado con el sentido de expresar que se siente con desgano, pereza y no se quiere hacer nada en el momento; esto acontece especialmente en las haciendas de las regiones del departamento del Tolima y el Huila, donde el arriero después de una larga jornada manifiesta: ¡Me cogió una zumbambica!

LA ZUMBAMBICA ENTRE MITOS Y LEYENDAS

Según la creencia popular es el mismo enemigo malo, el viruñas que aparecía en las noches solitarias y asustaba a quienes estuvieran en espacios solitarios, especialmente a los borrachos y a los padres que daban mal ejemplo a sus hijos; la gente manifiesta que lo sienten como un aire frio y tenebroso que les hace parar todos los pelos del cuerpo.

Las comadronas o señoras de edad que viven especialmente en los campos abiertos de los corregimientos de Robles y Villapaz al sur del municipio de Jamundí,  cuentan a sus generaciones sobre la importancia de actuar correctamente en la vida pues de no ser así, serán asustados por la ‘’zumbambica’’ como reprensión si no acatan la voluntad de los mayores.

Se dicen muchas cosas y se creen otras, algunas con impactos positivos y otros de forma negativo, la ‘’zumbambica’’ tiene sus adeptos, algunos le dan una importancia en su diario vivir; otros lo usan como un juego de palabras para sobrellevar el momento queriendo poner jocosidad y diversión.
En últimas, este personaje ficticio, fantasioso, real o imaginario trasciende las generaciones y de acuerdo a las culturas se adapta en el entorno. Continua en la memoria de niños, jóvenes y adultos que con sus historias y relatos inquietan hasta el más intelectual por el simple hecho de saber qué es o qué significa ser una ‘’zumbambica’’.

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