PARA REFLEXIONAR...
Y ... Cuándo llega la tentación...
Por Diana Lucía
Benítez Ávila
Comunicaciones LMC
Alguna
vez has escuchado ese dicho que dice: ‘’papaya puesta…papaya partida’’ o esa
palabra de cajón que tienen muchos como: ‘’hay que vivir el momento’’. Pues son
las excusas más comunes que encuentran las personas para justificar una acción que
han vivido y les ha marcado negativamente; llevándolos a caer en la tentación.
Pero,
¿Por qué es tan difícil decir que no? Qué es lo que prima en esos momentos que
no nos deja ver con claridad? Sencillo, nuestra debilidad nos sosiega el alma
cuando queremos hacer y satisfacer nuestros instintos, sin pensar en el daño
que le hacemos a nuestro interior y sin tener presente las consecuencias de
ello.
Por otra parte, en 1 Corintios 10:13 nos dice
que: ‘’No os ha sobrevenido ninguna tentación que
no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que
podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida,
para que podáis soportar’’. De acuerdo a estas palabras nos preguntamos
entonces ¿Qué tanto podemos soportar si
el Señor es nuestra fortaleza?
Sin
embargo, encontramos en esta pequeña cita bíblica tres grandes verdades:
La
primera nos habla acerca de sobrellevar las tentaciones en cuanto a estar
conscientes de lo que implica actuar con ellas, y el sentido de nuestra falla
humana que algunos malinterpretan como castigo de Dios.
Segundo,
nos dice que tenemos la suficiente posición para resistir, pues confiando
plenamente en su amor entendemos que nada es imposible; y tercero, la salida
que optamos frente a ella, comprendiendo la misericordia que tiene nuestro
Padre cuando caemos y que siempre nos levanta de nuevo.
Finalmente,
podemos concluir que un propósito sincero de arrepentimiento, de enmienda, de
sacrificio y de tener mucha fe en nuestras acciones, nos facilita soportar el
atravesar estas dificultades, vale la pena dar la lucha cuantas veces caigamos;
lo que importa es volver a levantarnos pues Él siempre estará allí para
hacerlo.
PARA REFLEXIONAR:
Por amor a Dios, ¿Qué
sacrificios ofrezco para enmendar mis fallas?
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