GANANDO INDULGENCIAS CON PADRENUESTROS AJENOS…

PARA REFLEXIONAR...


Por Diana Lucía Benítez Ávila

¡Y sí que se ve!, si observas tu entorno y lo encuentras, ¡no te asustes! siempre habrá un ‘personaje’ que intenta sobresalir a costillas de tu esfuerzo y mérito. Y si lo eres, sacúdete, es tiempo de madurar y ser responsable; pero, ¿Cómo sobrellevarlos y no morir en el intento?

Es interesante como la sociedad contribuye en la reproducción de ‘Parásitos’ que posteriormente la condenan, no es propio de un área y abunda en muchas partes. Sí, son como esos bichos que están atentos para saltar sobre su víctima, para extraerles la sangre y luego dejarlos como uno de los personajes de la serie: ‘’The Walking Dead’.

Es más, los puedes clasificar dependiendo de –Hasta donde puedan llegar- miremos algunos casos:

Unos muy particulares como aquel amigo que solo te busca cuando está mal, pero cuando tú le necesitas solo ves rodar la bolita de heno, como aquel que por ‘interés’ te habla para promocionarse y ganar aceptación, o el típico perdedor que quiere estar a tu lado ‘cuando conviene’ y decir que se siente ‘orgulloso de ti’.

Y que me dicen de los que les da literalmente pereza el comprometerse a hacer algo, al final no lo realizan y te buscan para que los ‘auxilies’, ‘gente’ que de un aporte del 5% se adjudican el 100% de un logro obtenido, o aquellos que sufren del síndrome de ‘Copy-Paste’ porqué su capacidad intelectual no les da para más.

Son ese tipo de ‘personas’ bien caracterizadas, desde su comunicación no-verbal hasta en el desenvolvimiento en la sociedad. Normalmente se van a los extremos, les encanta engrandecer sus pequeños ‘logros’ y empequeñecer sus fallas, padecen de ‘Egos’ donde la humildad y la sencillez no existen en su vocabulario; y además de ello, son vanidosos por naturaleza -El sol gira alrededor de ellos-.

No les importa pasar por encima del que sea, ellos son los dueños de la razón y ni se le ocurra llevarles la contraria ¡podría morir en el intento! Caprichosos, duros de corazón y más tercos que una mula. Estos ‘seres’ tienden a reproducirse y mutarse si el entorno es favorable y si no lo es; buscan la manera de ‘echarle la culpa a alguien’ –Eso es típico en ellos-.

Pero, ¿hasta cuando tolerar y convivir con este fenómeno social? Será que ¿nos hemos convertido en animales permisivos y faltos de autonomía? Cómo decía mi abuelita: Zumbambica, ¿dónde quedaron los valores, la ética y la urbanidad de Carreño?... se queda uno como el personaje de Condorito –Plop- y te deja con un sinsabor que a la vez es amargo y agridulce.

¿Qué nos está pasando para caer tan bajo? Nos queda el interrogante para reflexionar, desde el cómo nos estamos relacionando con nosotros mismos, con el otro y con nuestra cotidianidad. Tal vez la respuesta no esté tan lejana como pensaríamos que fuera, quizás, si miráramos en nuestro interior nos daríamos cuenta que nos está faltando lo más importante…  ¿será que nos falta amor?.

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